El caso es que docenas de surfers se agolpaban en la barra, braceando hacia la cabecera de la ola en la parte izquierda tumbados contra sus tablas... y ola va, ola viene, una oportunidad tras otra hasta que decidían el momento, se enfilaban hacia la ola y la cogían con decisión, primero una pierna, después otra y ya están de pies y después en la cresta, por arriba, por dentro por debajo… hasta que deciden que NO da más de sí… han disfrutado, han corrido la ola y a por la siguiente.

El emprendedor es consciente de sus habilidades, de su saber hacer, de sus competencias personales y sabe qué tipo de ola va a disfrutar y cual NO le va a hacer feliz… No coge la primera ola que viene, si no que la observa, la ve venir, la estudia y guiado por un impulso consciente (se está jugando un buen revolcón) decide o no lanzarse… y si no se lanza NO mira para atrás a ver cómo fue, si no que estudia la siguiente y dos y tres por más atrás…
Una vez se ha lanzado al “negocio” lo vive, se adapta a su forma y características de acuerdo a sus habilidades, su olfato, su recorrido vital… y sobre todo lo disfruta, saca el máximo y gana experiencias, sensaciones irrepetibles y vitales…
Y llega el momento, en que la ola NO da más de sí… y rara vez se aferra a cabalgar un caballo que ya NO tira… más bien de manera decidida se tira al agua, se retira del negocio porque ya NO se divierte o porque NO da más de sí… Y la vida vuelve a comenzar… otear el horizonte, una nueva experiencia… Mundaka Surf.
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