Ayer al mediodía tuve la oportunidad de disfrutar de un rato de marea baja, viento moderado y olas de tres y cuatro metros rompiendo de izquierda a derecha en el incomparable marco de Mundaka… pero desde la ventana de un restaurante… Ahora pienso que es una lástima que de más joven NO me aficionara a los deportes acuáticos… supongo que frases como la anterior sólo se escriben desde la perspectiva del tiempo… cuando era joven sólo había futbol en mi cabeza.
El caso es que docenas de surfers se agolpaban en la barra, braceando hacia la cabecera de la ola en la parte izquierda tumbados contra sus tablas... y ola va, ola viene, una oportunidad tras otra hasta que decidían el momento, se enfilaban hacia la ola y la cogían con decisión, primero una pierna, después otra y ya están de pies y después en la cresta, por arriba, por dentro por debajo… hasta que deciden que NO da más de sí… han disfrutado, han corrido la ola y a por la siguiente.
Todo este proceso, aparentemente un juego, se puede ver también como la parábola del emprendedor que continuamente se va reinventando, viviendo distintas experiencias en la vida, fracasando y triunfando… pero disfrutando de la libertad de sentir y crear siguiendo sus propios instintos…
El emprendedor es consciente de sus habilidades, de su saber hacer, de sus competencias personales y sabe qué tipo de ola va a disfrutar y cual NO le va a hacer feliz… No coge la primera ola que viene, si no que la observa, la ve venir, la estudia y guiado por un impulso consciente (se está jugando un buen revolcón) decide o no lanzarse… y si no se lanza NO mira para atrás a ver cómo fue, si no que estudia la siguiente y dos y tres por más atrás…
Una vez se ha lanzado al “negocio” lo vive, se adapta a su forma y características de acuerdo a sus habilidades, su olfato, su recorrido vital… y sobre todo lo disfruta, saca el máximo y gana experiencias, sensaciones irrepetibles y vitales…
Y llega el momento, en que la ola NO da más de sí… y rara vez se aferra a cabalgar un caballo que ya NO tira… más bien de manera decidida se tira al agua, se retira del negocio porque ya NO se divierte o porque NO da más de sí… Y la vida vuelve a comenzar… otear el horizonte, una nueva experiencia… Mundaka Surf.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
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